martes, 16 de noviembre de 2010

El Mabí Seibano

LOS OTTO-DUVERGÉ: LA FAMILIA DEL MABÍ SEIBANO
Preparado por Norman Augusto De Castro Cotes
MARÍA VALLEJO DE DUVERGÉ, a quien llamaban Mamá Teté, era la esposa de TOMÁS DUVERGÉ (Papá Tomás), quien era hijo de MARGARITA DUVERGÉ, hermana del Gral. ANTONIO DUVERGÉ. Estos se habían radicado en la ciudad de El Seibo en el siglo XlX procedentes de San Cristóbal, de donde era María Vallejo. En El Seibo formaron una familia compuesta por siete hijos –todos ellos nacidos allí– que fueron: RUMALDO, GUILLERMINA (Chichí), ALTAGRACIA, VALENTINA (Tintina), DOLORES, MERCEDES y RUFINITA. Guillermina casó con el Gral. Francisco Mercedes; no tuvieron hijos. Rumaldo tuvo una hija que le dieron por nombre ANITA. Dolores casó con TOMÁS OTTO DRAKE, un joven oriundo de Curazao, quien muriera el 31 de diciembre de l890. Procrearon cinco hijos: ADELA, TOMÁS, MARGARITA, OVIDIO y DOLORES ONÉSIMA OTTO DUVERGÉ. Las otras, unas murieron solteras y otras se casaron, pero no tuvieron hijos. Valentina permaneció soltera junto a su madre, ayudándole en los quehaceres domésticos y en un pequeño negocio que tenía de dulcería y panadería, y en la venta de una bebida refrescante, que era deliciosa al gusto y que le llamaban “PRU”. Todo el mundo compraba y tomaba con gran placer y deleite aquel rico refresco. Entonces no se conocía el hielo ni se envasaba en botellas, sino que se tomaba por tazas, por vasos o por jarros –pero como se dice usualmente, caliente (a temperatura ambiente)– para endulzarlo se utilizaba el melao y en ocasiones la miel de abejas. Esto era cuando lo elaboraba Mamá Teté, antes de mediados del siglo XlX. Más tarde, cuando ya ella no podía trabajar, entonces enseñó y pasó la labor a su hija Tintina.
Esta última mejoró su preparación al hacerlo con “azúcar prieta” y comenzar a embotellarlo. Para taparlo utilizaban tapón de corcho, el que aseguraban con una lazada de gangorra para que no se volara el tapón. Todavía lo llamaban “PRU” y se tomaba “caliente”. El “PRU” fue haciéndose famoso en la comarca del Este, y los “romeros” que iban a visitar a la Virgen de Altagracia a Higüey de todas partes de la República, como tenían que pasar por El Seibo, fueron conociendo aquel “maravilloso refresco”. Así entra el siglo XX trayendo adelanto y luz a la mente de los hombres del mundo; un mundo nuevo que comenzaba a tecnificarse.
Tomás Otto Duvergé instala en los primeros años de la segunda década del siglo XX, una FÁBRICA DE HIELO, que sería la primera en El Seibo, y con ello da el gran paso para el éxito más rotundo del famoso “PRU”, que ahora se llamará “MABÍ”, y que bajo la elaboración de Dolores Onésima (que es quien le sucede a su tía Valentina), le dan un nuevo giro de adelanto y mejoramiento al famoso refresco, cuando eliminan el “azúcar prieta” y en su lugar utilizan azúcar blanca. A parte del buen sabor que esta le daba, su coloración limpia y transparente, siendo un gran paso para su consagración y propagación. Pero aún, lo que le dio el puntillazo para su gran éxito, fue cuando comenzaron a servirlo frío; no con el hielo dentro del vaso, sino enfriado directamente en la botella, que colocaban dentro de un saco de pita en la salmuera de la Planta de Hielo de la ciudad. Fue tal su demanda y la acogida que tuvo esa refrescante bebida, que para nombrar a El Seibo era imprescindible que nombraran también al MABÍ; causa por la cual se le denominó “MABÍ CHAMPÁN SEIBANO”.

Don Tomás Otto Duvergé y sus hermanos fueron entusiastas propulsores del progreso de su pueblo. Tomasito en sus primeros años fue tipógrafo, pequeño comerciante, y el 12 de febrero de 1912, inauguró la primera FÁBRICA DE HIELO en El Seibo. A seguidas montó una agencia de bicicletas, lo que fue un agradable acontecimiento para el pueblo. Más tarde adquirió el primer carro que llegó a la ciudad, un Ford, traído con la ayuda de cadenas para poder vadear los baches y fangales de los caminos.
Conforme con sus propósitos de buscar más que hacer, trajo el fonógrafo e instaló un cinematógrafo, para lo cual construyó un local que adaptó para tales fines, y por cuyo escenario desfilaron las mejores Compañías Artísticas de la época y se exhibieron las películas de más éxito del cine mudo. Para completar su obra, inauguró el servicio eléctrico en algunas calles. Ya en la década de los 20 va mejorando y modernizando todos esos servicios: Para el cine adquiere un nuevo proyector y una pianola. Mejora y moderniza el alumbrado de las calles e instala otra Fábrica de Hielo de más capacidad. Inaugura el Café Ideal, de gratos recuerdos. Luego llegan la vitrola, la vellonera, la radio, las lámparas fluorescentes y el cine parlante. Pero en la década de los 40 comenzó la declinación de aquella noble familia. Los años y la salud agobiaban a ese fuerte roble que fuera años atrás Don Tomás Otto Duvergé. Era un día 4 de mayo (1948)....Las fiestas de la Patrona de la Ciudad....Hay fuegos artificiales....alegría....música...; pero las correas de las máquinas entonan una canción de tristeza: Don Tomás había muerto de un infarto cardíaco al pie de sus motores.
Siete meses más tarde, cae su hermano y compañero de bregas, Don Ovidio Antonio Otto Duvergé. En 1954 fallece Doña Adela Otto Duvergé. Y el 20 de diciembre de 1971, a la edad de 81 años, entrega su alma al Creador la Señorita Dolores Onésima Otto Duvergé, quien elaboró con más éxito el famoso refresco....Pero dejó en manos de su sobrina ADELITA y de sus hermanos OZEMITA, OVIDIO ANTONIO, TOMÁS ELIGIO y JOSÉ MARÍA OTTO MORALES (hijos de Don Ovidio), la responsabilidad de mantener en alto el nombre de la casa solariega: la conservación de la PLANTA DE HIELO, el mantenimiento de LA INDUSTRIA DEL MABÍ, y el compromiso de no dejar caer el legado más preciado de su larga y honrada familia: !EL AMOR AL TRABAJO!
El notable beisbolista nuestro César (Cesarín) Gerónimo Zorrilla, es miembro de esta querida familia seibana. Por el lado paterno desciende del Gral. Antonio Duvergé, y por el lado materno desciende del Gral. Ramón Santana, el hermano mellizo del Gral. Pedro Santana. En Cesarín tenemos por tanto, un buen ejemplo de la inutilidad de rumiar rencores históricos, pues al fin y al cabo, si indagamos bien, comprobaremos que los dominicanos somos una sola gran familia.
publicado por: jhordin grabiel

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